Se suele llamar «hombre del Renacimiento» al individuo que muestra sus conocimientos a través del cultivo o el ejercicio de diversas artes. Así podríamos tildar a Benito Moreno, quien ha demostrado su sabiduría en artes y oficios tan diversos como el de actor de teatro, fotógrafo, cantautor, tipógrafo, grabador, pintor e, incluso, pendolista. Tantos conocimientos para él resultan insuficientes, porque no ha conseguido todavía pintar el cuadro que nunca logró pintar, empeño artístico en el que persiste con paciencia ilusionada.Tal vez motivado por la consecución de este objetivo, Benito Moreno no se siente ahora, y creo que nunca, un «hombre del Renacimiento». Es fundamentalmente un hombre arraigado en su siglo. Un siglo en el que hemos vivido extrañas historias terribles y alguna que otra triste alegría. Un siglo que maltrató a tanta gente, donde para sobrevivir había que cantar, tocar el arpa y hacer también el número de la cabra, todo incluido.La idea de recoger en este librito los textos creados por Benito, se justifica por el mero hecho de que es un personaje conocido y querido por mucha gente, incluso por sus amigos, del que ya no existe en el mercado discografía accesible (como ocurre con otros y muchos artistas). Y considerando, además, que como cantautor está perfectamente encajado en la historia musical de Andalucía, con espacio propio, era conveniente recoger, aunque en una modesta edición, las letras de sus canciones que sólo figuran en las carátulas de discos inencontrables. Es decir pretendemos traicionar al olvido.Pocos libros ha publicado Benito en sus años de «hombre del Renacimiento», pero sirva este que tiene el lector entre sus manos para engrosar los méritos de nuestro cantautor y reconocer su polimatía.