A la estabilidad invencible de la Alhambra le dedican Fernando Barrejón y J.A. Ramos este poemario de imágenes, esta galería de palabras, que se estremece en cada verso, en cada fotografía, para convencernos de que la vida habita en nuestros ojos. Es cierto que sus páginas rezuman melancolía cuando las casidas y los zéjeles evocan lo que parece que se fue. Pero es pura apariencia. A su lado, cada instantánea retrata el movimiento perpetuo de la Alhambra en la arquitectura de sus sentidos, hasta fundirse en un solo mensaje en la boca del Boabdil que nos sobrevive y nos interpela: «Venid, gentes del futuro, y ved lo que amé y aún amo». De la Presentación de Antonio Manuel