En el mes de Brumario, con la prepotente fuerza de la Revolución Francesa, tan abrasadora como para cambiar los nombres de meses y taras, ardieron muchas ideas. Y este fuego y sus cenizas persisitieron con una cíclica obstinación que atravesó mese, años y siglos.En un giro literario Marx le puso nombre a esta actitud revolucionaria: la primera versión de la historia es trágica, la segunda es farsa. Siempre en Brumario. Caerá la túnica de Luis Bonaparte y arrastrará el bronce de Napoleón. El sobrino por el tío. Pura prestidigitación, puros malabraes, un golpe de estado a diario. Tiempos y lugares, muros y estramuros. Triel, Paris, Basavilbaso, Buenos Aires.En Brumario Alejandro Guyot trabaja con los documentos de un poeta. Se pregunta por las versiones de la historia con la mirada y las voces de la poesia. Hordas, colmenas, teatro, Max Jacob, monjas, barricadas, Al Capone, epopeyas, instalaciones, lumperproletariat, sombras, pacifistas, Adolf Hitler, partisanas, altares, corderos, redenciones, Parménides, sagas, juicios, dioses, cerrojos, pelotones, ratas, ausencias, maldiciones, éxodos, Carlos Menem, búfalos, hangares, ráfagas, fugas, llamaradas, Galielo Galilei, lémures, realezas, linajes, Sibaris, oxímoron, cicuta. Estos son algunos de los nombres de la historia que en un giro más atraviesan la tragedia y la farsa, ya sea en el incendio de Buenos Aires de 2001 o en las revueltas de Paris de 2005 o 2018 (Mado Reznik)