Es una fantasía antigua ensillar y montar hasta el atardecer, dormir a cielo abierto y lado a lado con tu caballo sin preocupación alguna en este mundo. En 1998, con veinticuatro años, dos caballos criollos y un par de alforjas, Benjamín Reynal se lanzó a conocer la Argentina y a su gente. Durante nueve meses y cinco mil kilómetros, atravesó a lomo de caballo quince provincias con sus lugares despoblados, ríos crecidos y soles inclementes que lo obligaron, durante semanas, a avanzar de noche. Pidiendo posada, parando en ranchos y estancias, en escuelas y taperas, a veces a la vera del camino o en medio del campo, dependiendo siempre de la generosidad ajena, pudo vivir la certeza de que la inmensa hospitalidad argentina es todavía una feliz realidad.Este es un libro de aventura y de reflexión, la historia de un viaje contada veinte años más tarde, un viaje que condujo tanto a la lejanía como al interior. Es también la comprobación de la recompensa de perseguir los propios sueños, aunque a veces desmientan algunas cosas que creímos ser. Es la historia de un viaje iniciático que tuvo que ver con la libertad y la independencia, con la austeridad y las renuncias, con la voluntad y el autoconocimiento. Un deseo de experimentar, de primera mano, todo lo que aún queda del mundo que nos mostraron Hudson y Galdós. Es, además, el reconocimiento de que un largo viaje puede ser, también, una lenta rememoración de nuestra infancia.