Ia y valores

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Hoy en día la tecnología avanza a una velocidad muy superior a la que fueron los descubrimientos históricos. El mundo digital, es un abismo en comparación al mundo físico. En 1 minuto en un solo minuto se comparten alrededor de 695.000 stories en Instagram, los usuarios de WhatsApp y Facebook Messenger envían 69 millones de mensajes y se suben 500 horas de contenido a YouTube, y las previsiones son muy impresionantes para los próximos años.Si, hay que reconocer que estos avances digitales y tecnológicos, han traído consigo grandes aspectos positivos para el desarrollo de los países, para la conexión de ciudadanos y sociedades de uno y otro lado del planeta, y para comunicarnos como jamás lo habíamos pensado. Prueba de ello, fue en 2020 cuando con la pandemia se produjo un duro golpe a todos los mecanismos de vida y de trabajo, y puso a prueba nuestra capacidad de supervivencia, pero la tecnología estuvo allí para ayudarnos, y también para salvarnos.Pero también es importante, no dejar de lado, la amenaza que un mundo hiperconectado puede traernos a los humanos. Las maquinas han sustituido muchos puestos de trabajo, y han permitido que determinadas labores ya no impliquen el sacrifico humano. Y a pesar de todo esto, siempre se ha mantenido la inteligencia como factor humano, como último eslabón en la toma de decisiones al considerar que el conocimiento puede ser almacenado y procesado por máquinas, pero que las mejores decisiones, deben ser tomadas por humanos.Ese factor humano, el decisorio, permite contemplar cualquier situación desde distintos ángulos. No lo exime de errores, pero si le dota de un punto de vista personal, que trasciende más allá de los datos. Las máquinas pueden no cometerlos, o simplificar la probabilidad de estos errores, pero cuando se someten a toma de decisiones, no distinguen un algoritmo de una vida humana o de una percepción completa de otros efectos colaterales que pueden estar relacionados. Por lo que hay en determinados ámbitos en los que no sería recomendable cederles mucho campo.La inteligencia es por tanto condición humana, la artificial, como la propia palabra dice, no deja de ser una simulación, y por tanto, debe entenderse como tal, y darle responsabilidades donde los posibles riesgos queden acotados. Podrán contribuir mucho a mejorar el procesamiento de datos, la velocidad de realizar algunas tareas, pero siempre al final, debería mantenerse un humano que interprete si dicho contenido, dicha prueba, debe ser aprobado.El humano como tomador de decisiones, no debe olvidarse. Pues solo este, posee unos valores, y una percepción que le dota de ese factor, que jamás una maquina podrá apropiarse, entender al otro, mirar con empatía, comprender el dolor, y el amor, sentir y sufrir sus actos.Si dejamos un mundo, al mando de drones y otros robots, el peligro es potencialmente desorbitado, puesto que el enfrentamiento entre pueblos es solo cuestión de un fallo. Imaginemos con todos los desafíos que en el planeta tenemos por delante, dependiendo de algoritmos que decidan quién, cómo y cuándo debe sufragarlos. Imaginemos una Asamblea General de Naciones Unidas robotizada, donde los líderes queden sometidos a lo que los robots estimen conveniente y necesario. ¿Qué podremos esperar entonces de sus ciudadanos?Las relaciones internacionales, no pueden permitirse relaciones artificiales.El rumbo del mundo necesita un enfoque más emocionalmente humano. La inteligencia humana, deberá estar siempre al mando.

Peso 0.174 kg
Dimensiones 0.443 × 20 × 28 cm
ISBN

9788412709834

Autor

GLOBAL SQUARE EDITORIAL

Editorial

GLOBAL SQUARE EDITORIAL S.L.

Año De Edición

2023-08-01

Número De Páginas

64

Idioma

Español

País

España 

Formato

Libro Impreso Bajo Demanda

Terminado

Tapa Blanda

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