Este libro es la particular visión de las cosas de Manuela, un intento de retratar la mentalidad de la época que le tocó vivir y, sobre todo, de rendir homenaje a aquellas niñas de entonces, educadas desde muy pronto en el sometimiento y el sacrificio. Mujeres fuertes y luchadoras que, como ella misma, se rebelaron ante la perspectiva de un futuro en casa, con la pata quebrada, sin más oficio que las labores domésticas y el cuidado de los hijos. Es un libro que pretende servir, con su testimonio, como alegato feminista, a favor de algunas reivindicaciones acerca de la independencia de la mujer y de su emancipación, en el más amplio sentido del término. Pero también habla de la identidad, del sentido de pertenencia, las confrontaciones familiares, la necesidad de respirar libre de un pasado y de las tradición a veces demasiado pesada. Son algunos de los temas de este libro, temas universales que nos atañen a todos porque al fin y al cabo todos necesitamos saber quiénes somos, de dónde venimos.