Estos cortos relatos cuentan sucedidos y pequeñas historias evocando el tiempo de la niñez, que engarzada en la gente y en los lugares, conforman una modesta crónica en tiempos de la posguerra, que nacen al amparo de las miradas, con que los niños contemplábamos la vida, aquella vida de la letra pequeña, la de la infancia, la que, al evocarla, nos lleva a todos los lugares casi espirituales, donde la vivimos allí, donde pisamos por primera vez la tierra, donde el tiempo siempre era presente, paraíso particular en el que se difuminaban las rayas entre realidad, sueño y fantasía, y la magia se manifestaba en todo su esplendor, y la podíamos tocas con nuestras pequeñas manos.