Marcela, la segunda hija de un matrimonio sin amor, llegó al mundo prematuramente en 1965, cuando los avances de la ciencia Médica y los cuidados de prematuros no estaban tan evolucionados. Desde el principio su vida estaría marcada por acontecimientos extraordinarios, pues su madre no la esperaba ni tomó con alegría su llegada inoportuna, lo que ocasionó que su infancia fuera dura y repercutiera en las decisiones que irían marcando su destino.Gracias a la personalidad de su padre, su amor y manera de influir en la vida de Marcela, logró sobrellevar su infancia, pero el daño estaba hecho y era irreversible. Su madre dejó implantado un chip que le ocasionó tantos miedos e inseguridades que se resignó a una vida de maltratos, injusticias y violencia, hasta que logró levantar su voz y luchar por sus derechos, conforme los golpes de la vida la seguían moldeando.Lo perdió todo varias veces, hasta que se vio obligada a dejar su país, a su familia y su lugar seguro para abrirse paso en un lugar lejano, donde no conocía a nadie, para empezar de cero, sola con sus 3 pequeños hijos, enfrentándose a devastadores desengaños, humillaciones y desafíos, pero logrando levantarse.Hay momentos de mucha pobreza y también de prosperidad; pérdidas terribles e inmensas alegrías, momentos de soledad y de mucho orgullo.Moldearán su vida algunos de los grandes sucesos de la historia; su lucha interminable sigue, pero ella no piensa rendirse, aunque ha encontrado un punto de resignación y aceptación de su destino que la hace sentir su carga mucho más ligera.