Néstor de la Vega y Martín contaba cincuenta y seis años cuando su cuerpo inerme, seccionada la garganta de lado a lado, fue descubierto por el doctor don Fulgencio Prado bajo ese árbol que decían era centenario, adosado al sendero de albero que unía cancela y caserío de El Florido Crisantemo; una finca propiedad de la familia Lucientes, donde convivieron el recuerdo y el misterio desde siempre.Con la llegada a Buenaroma del teniente Cifuentes, el detective encargado del caso, los lugareños se miraban de soslayo y el ambiente por las calles se podía cortar con un puñal, pues cada uno veía en la del vecino la cara del criminal… Todo hombre quería ser asesino, toda mujer deseaba matar, mas solo una persona lo hizo pensando que con la sangre derramada el mal era un bien que ponía fin a la crueldad.Narrada de una manera tan sorprendente como original, alternando humor con seriedad, mezclando magistralmente primera y tercera persona, a nadie dejará indiferente esta increíble historia ocurrida en Buenaroma.