Pablo y Marta van a pasar las vacaciones en un pueblo perdido y sin gran atractivo para ellos. Los habitantes del lugar se muestran recelosos y no les permiten jugar con sus hijos. Sin embargo, la casa que han alquilado sus padres guarda una sorpresa: en su dormitorio una pequeña casita de muñecas reproduce con asombroso detalle todas las estancias y enseres de la vivienda. Además, una puerta cerrada con llave sugiere la existencia de un secreto. La aventura no ha hecho sino comenzar e irá mucho más allá de lo que ellos se imaginan.