Un año después de la muerte de Verónica, Eric vuelve a encontrarse frente a aquel puente en el que ocurrió todo y, con ello, vuelve a replantearse todos los sucesos en los que no pensó en su momento, quizá por la angustia, quizá por el estrés que le causaba toda aquella situación. Pero cada vez lo tiene más claro, era imposible que su novia se hubiese suicidado sin más, sin despedirse de nadie, sin decirle que le quería por última vez.Pero, si no se había suicidado, ¿quién fue su asesino? ¿Quién querría matar a una persona como aquella chica? ¿Qué haría si se encontrase frente a él cara a cara? Eso es algo que, desde aquel instante en el que tiró el cigarrillo al agua del río que pasaba por debajo de aquel puente se decidió a averiguar, aun sin tener claro si eso era algo que querría descubrir.